El blues de la Soyuz.
Todos los días pasan cosas nuevas en materia aeroespacial. El pasado 24 de agosto se produjo un evento único y que parecía no esperado. Por primera vez, en 33 años de servicio una nave Progress no alcanzaba su objetivo, y se destruía al reingresar a la atmósfera de la Tierra. La situación es preocupante, pero no es grave. El aspecto más delicado es que la etapa que falló en la puesta en órbita de la nave Progress es idéntica a la utilizada para orbitar a las naves tripuladas Soyuz. Un error de fabricación en ese nivel es crítico y, naturalmente, no sólo compromete a los futuros vuelos de las naves Progress, sino además a las Soyuz. Estas fiables naves son el único medio de acceso tripulado a la Estación Espacial Internacional disponible en estos momentos, y por lo tanto no se producirán más lanzamientos hasta que la causa del fallo de la Progress M12-M. Las naves Progress datan de los años 70, y su primera misión fue para abastecer las estación espacial Salyut 6. De esta