Reseña: La Luz Revelada de Serge Haroche

 


“En 1957, yo estaba en tercer curso cuando los rusos lanzaron el primer satélite artificial, Sputnik, y comenzó la carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Me sentí muy orgulloso de poder calcular, con las matemáticas que acababa de aprender, la velocidad del Sputnik alrededor de la Tierra y su periodo de revolución, de en torno a una hora y media”

 

    La vocación científica del físico francés Serge Haroche estuvo marcada, como le sucedió a numerosas personas en aquellos años: por logros pioneros en materia tecnológica y el clima político de la época. Serge Haroche es un físico francés nacido en el Marruecos colonizado por Francia en el año 1944. Poco tiempo después del Sputnik, en 1963 Haroche iniciaba sus estudios en la Escuela Normal Superior y en la Politécnica de Francia.

    El libro La Luz Revelada es la memoria viva y vibrante de quien se ha dedicado durante 50 años a estudiar la luz como fenómeno físico. El libro está escrito entre 2018 y 2020 de manera que recoge aspectos que están en el orden del día de la discusión actual como la postverdad, el negacionismo hacia la ciencia y el relativismo cultural. Su carrera como investigador lo llevó a ser ganador junto al físico norteamericano David Wineland del Premio Nobel de Física de 2012 por sus trabajos en óptica cuántica y la interacción entre luz y materia, En particular, el reconocimiento de Haroche es por sus aportaciones en la técnica de entrampar fotones en una cavidad (caja). Lo obtenido por Haroche es algo así como querer retener agua con la mano sin que se nos escape ni una gota. Así de complicado es el asunto, y Haroche nos lo cuenta a lo largo de las 476 páginas del libro con rigor y detalle exquisitos. Precisamente por esto, el libro es también un formidable texto de divulgación sobre la historia del conocimiento de la luz y las más fundamentales teorías de la física moderna. El recorrido histórico trazado por el autor es realmente extenso. Todo comienza con las pioneras observaciones de Galileo Galilei con su primer telescopio, hasta los increíblemente complejos experimentos utilizados para encerrar fotones (es decir luz) en una cavidad y recuperar su información almacenada. En todo ese trayecto, la física avanzó de tal forma que sus predecesores jamás hubiesen imaginado.

    El libro tiene siete capítulos, en los que el primero y los dos últimos presentan una exhaustiva historia de los avances de la física en los pasados sesenta años, desde la Relatividad General hasta la Mecánica Cuántica. Los capítulos centrales, del 2 al 5, son un racconto extremadamente detallado del estado del conocimiento de la luz en los siglos XVII y XX. Haroche se formó en pleno auge científico de la Francia de postguerra, de la mano de maestros excepcionales, también galardonados con el Nobel de Física: Claude Cohen-Tannoudji, Pierre-Giles de Gennes, entre otros.

     ¿Qué encontrará un lector en las memorias de uno de los últimos ganadores del Nobel de Física?. Un muy detallado relato sobre descubrimientos científicos simultáneos, hallazgos inesperados que provocaron revoluciones, pifias de los más brillantes científicos de la Humanidad, y sorprendentes demostraciones sobre lo absurdo de la distinción entre ciencia básica y ciencia aplicada, es decir entre conocimiento y aplicaciones útiles. La cantidad de detalles relatados por Haroche es realmente fascinante y por momentos apabullante. Sin el apoyo de citas textuales, el libro se lee sin interrupciones al costo de, por momentos, perderse en ese mar de anécdotas. El libro tiene una generosa selección de ilustraciones que hubiesen merecido una edición a todo color. Quizá una sección de anexos podría haber descomprimido el texto en sus detalles y facilitar el abordaje más técnico a los interesados. Más allá de estos bemoles, Haroche hace un esmerado esfuerzo en recordar momentos en la historia de la física olvidados o muy poco conocidos incluso para especialistas. Este aspecto del libro es realmente muy destacable, ya que en cierta forma se aparta de lo que se usualmente se asocia a la divulgación de la física: astrofísica, cosmología, relatividad, etc.

     Según sus palabras, el libro está orientado a estudiantes de secundaria, jóvenes y universitarios e investigadores iniciados para rumbear en el fascinante mundo de la investigación científica, y porqué no, en su área de trabajo tan fértil y prometedora. En ese aspecto el libro cumple cabalmente con ese cometido. Es evidente que hay una cierta sobrerrepresentación de la astrofísica y la cosmología en las obras dedicadas a la divulgación de la física. Áreas enteras como la que globalmente abarca los temas tratados en el libro, es decir la física atómica, no son de fácil acceso al gran público. De manera que Haroche cubre ese déficit con creces. Leyendo los avatares de su trayectoria como investigador dan ganas de meterse en el laboratorio de Haroche y ser parte de su equipo.

    Pero también Haroche se propuso llegar al gran público curioso por conocer y ampliar su visión de mundo de la mano de los últimos descubrimientos de la física. Y aquí hay que decir algo realmente importante: en el libro hay ecuaciones y notación matemática avanzada, aunque de modo estrictamente ilustrativo y no formal por cierto. No creo que eso sea obstáculo alguno para un lector no necesariamente familiarizado con nociones de matemática o física. Los últimos apartados del libro se centran en el trabajo de su equipo para lograr atrapar fotones y reconstruir su información cuántica. La complejidad de estos experimentos es realmente alucinante. Hay detalles geniales: el experimento clave que selló su camino al Nobel se realizó el día de su cumpleaños en un no tan lejano 2006. Y por cierto, ese experimento funcionó perfectamente. Los desarrollos que el equipo de Haroche realizan en la base de desarrollos tecnológicos aún en ciernes y exentos de las más diversas polémicas. La computación cuántica es una de las hijas de estos descubrimientos, así como también la criptografía y comunicación cuánticas. Los efectos de poder procesar cantidades muchísimo mayores de información que las de hoy día, comunicarlas con gran eficiencia y en forma segura. El impacto tecnológico de estos nuevos desarrollos es potencialmente muy vasto, y de interés de gobiernos y empresas de las más grandes del mundo.

    El libro está escrito entre 2018 y 2020 de manera que es muy vigente y actual en cuanto al impacto de los descubrimientos realizados y sobre el clima general de falta de apoyo a la ciencia en materia financiera. Haroche se refiere a la Francia de Macron, pero la realidad bien podría ser en muchos otros países, del norte y del sur también. Pero además Haroche toma partido por la razón, la ciencia y el progreso en medio del debate que el relativismo epistemológico y cultural, el negacionismo científico y la post verdad. De manera que es plenamente actual. Este libro es un formidable y detallado recorrido histórico de la historia de la ciencia y de su más inmediata actualidad. Estas memorias son entonces un formidable ensayo de divulgación de la mano de uno de los científicos más relevantes de la actualidad.

    Finalmente el libro tiene un sucinto apartado con lecturas recomendadas, para que los interesados puedan profundizar con fuentes de primer nivel sobre los temas tratados en cada capítulo. Si Haroche se propuso arrojar luz sobre el tema de investigación que lo motivó durante cincuenta años podemos decir sin temor al error que lo ha hecho de forma brillante.




 

 La reseña apareció primero en el blog de la Librería Puro Verso.-


 

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